Ser hombre o mujer no debe suponer tributo ni separación de ningún tipo de oficio, por generaciones las labores domésticas se le han asignado a la mujer, en consecuencia, si las tareas del hogar se le atribuyen a una sola persona esta será atentada contra sus propios derechos.
Para que el hogar funcione equitativamente, todos los miembros de la familia deben de colaborar con los quehaceres de la casa, recordemos que si tenemos exceso de trabajo mental y físico esto puede perjudicar nuestra salud. En cambio, si todos colaboramos la labor será más simple.
Esto no significa “ayudar a la mujer” más bien corresponde a cuidar la casa de la cual somos parte y también requiere de nuestra responsabilidad para mantenerse amena. Algunas de estas tareas son: el cuido de niños, limpieza y desinfección del hogar, lavado de ropa, preparación de alimentos, entre otras actividades.
¿Por qué es importante que todos los miembros colaboren, incluso los niños? Porque los buenos valores se aprenden desde la infancia y entre ellos están la solidaridad, comprensión, templanza y compromiso.
Hay que tomar en cuenta que no se les puede exigir mucho con estas tareas, sobre todo cuando son muy pequeños, es recomendable ponerlos a realizar actividades sencillas como, por ejemplo, limpiar y recoger los juguetes, ordenar su habitación o darle de comer a la mascota.
En este momento donde debemos permanecer más tiempo en nuestros hogares, establezcamos un ambiente equitativo, repartiendo las labores de la casa, creando horarios y cumpliéndolos responsablemente, garantizando los derechos y deberes que tienen todas las personas.